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Main Aschaffenburg chateau Johannisburg |
Un crucero fluvial de siete días para españoles por Holanda, Alemania y Francia
Fortalezas medievales, suntuosas residencias, tranquilas
abadías, palacios barrocos, campos cubiertos de vides... Todo ello se
agolpa en la orillas del Rin, tal vez el más romántico río europeo
que atraviesa varios países y que se descubre en todo su esplendor a
bordo de un crucero fluvial, una deliciosa manera de viajar descansando y
descubriendo joyas artísticas, al tiempo que se disfruta de la mejor
gastronomía y vinos y de una atención personalizada y cordial.
La belleza del Rin, llamado afectuosamente Vater (padre) por los
lugareños, ha atrapado desde siempre a todo tipo de artistas. William
Turner pintó sus matices, Richard Wagner lo enalteció en su ópera
“Crepúsculo de los dioses”, Beethoven y Gutenberg nacieron en sus
orillas y Heine, Goethe, Byron y Mark Twain le dedicaron apasionados
textos, poemas y afirmaciones inolvidables. Pero tal vez la más bella no
vino de un alemán sino de un vecino francés, Víctor Hugo: «Toda la
historia de Europa fluye por su curso de guerreros y pensadores».
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Bernkastel Maisons colombages. |
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Bernkastel. |
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Cochem. |
Descubrir ese Rin maravilloso y romántico es la propuesta de la
compañía Croisi Europe (www.croisieurope.es), líder europeo en cruceros
fluviales, y que además se ofrece a precios imbatibles en
agosto, en travesías pensadas especialmente para españoles, a partir de
775 euros todo incluido en un crucero de seis o siete días y
con un 5% adicional solo por ser lector de esta publicación (ver más abajo).
Cruceros en auge
Desde hace algunos años, los cruceros están seduciendo a un creciente
número de viajeros españoles, y es el único segmento de turismo que no
parece sentir la crisis. Los viajes por mar tienen muchos atractivos,
pero pueden pecar de cierta monotonía y de la masificación que exigen
los grandes barcos. Lo que ahora se está imponiendo son los cruceros
fluviales, especialmente aquellos que recorren los grandes ríos
europeos, como es el caso del Rin.
Sus ventajas son bastante evidentes. Un crucero fluvial es el más cómodo
y despreocupado medio de conocer otros países, otras formas de vivir.
El hecho de recorrer Europa admirando ricas culturas, que se fueron
originando al calor de las cuencas de sus ríos, es una experiencia tan
atractiva como inolvidable. A bordo todo son facilidades. Se trata de
unas verdaderas vacaciones a su aire deleitándose con el paisaje,
charlando con los amigos y descansando.
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Comedor. |
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Gastronomía a bordo. |
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Otra muestra de gastronomía a bordo. |
El crucero es una forma diferente y maravillosa de viajar. Es un concepto tan distinto que resulta difícil hacer comparaciones.
A
bordo de un barco se encuentra todo aquello que uno busca en sus
vacaciones: descanso y actividad, soledad y compañía, gastronomía y
sobriedad. Todo está allí y es uno mismo quien elije lo que quiere en
cada momento. Esta es la principal característica del crucero.
Tiene todo lo bueno de un viaje organizado, pero deja libertad al
viajero para que programe su tiempo.
En un crucero hay que olvidarse de hacer maletas después de cada etapa.
Los camarotes y el propio barco ofrecen todas las comodidades posibles;
todas las que permiten las dimensiones limitadas de estos cruceros de
río, que no deben compararse con los súper cruceros de mar, tanto por su
capacidad como por las instalaciones a veces tan ilimitadas como los
mares que surcan.
Por el contrario tienen atractivos importantes:
visitas a pie
(ya que los muelles están en el corazón de las ciudades), atmósfera más
familiar, lo que permite mejor comunicación y convivencia con el resto
del pasaje, la práctica imposibilidad de marearse dada la estabilidad de
los cauces fluviales regulados por esclusas, etc. Y cuando la
travesía resulte algo tediosa o los elementos atmosféricos no acompañen,
nada mejor que un buen libro, una buena música o una copa para
relajarse y disfrutar del tiempo libre.
El río más romántico
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Amsterdam de noche. |
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Canales de Amsterdam. |
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Amsterdam Landmarks Centraal Station. |
El viaje que propone Croisi Europe permite descubrir
los
encantos de Ámsterdam y otras bellas localidades holandesas, como
Volendam, Zaanse Schans y Nimega; también las ciudades alemanas de
Krefeld, Colonia, Koenigswinter, Rüdesheim, Mannheim y Heidelberg para
terminar en la francesa Estrasburgo.
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Heidelberg Neckar. |
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Heidelberg Neckar, una localidad que visité hace más de 20 años, cuando también hice un pequeño crucero fluvial por el Rin. |
Pero durante la navegación
además se disfrutará de las vistas de Wesel, Duisbourg, Dusseldorf,
Zons, Bonn, Coblenza, Spire Wiesbaden, Nierstein, Worms, y Mannheim.
Pero el crucero por el Rin resulta
espectacular sobre todo por
los castillos y fortalezas que se descubren al paso, por las iglesias y
palacios que se asoman a sus orillas, por los bosques o los viñedos que
beben de sus aguas. Todo el viaje es bonito, pero el tramo del
Rin entre Coblenza y Maguncia, que recorre el valle más legendario de
Alemania resulta espectacular. Estos escasos ochenta kilómetros en el
corazón del antiguo Sacro Imperio Germánico discurren entre meandros y
desfiladeros, culminados por una treintena de castillos y punteados por
pueblitos tradicionales rodeados de viñas escalonadas que enamoraron a
los románticos de cualquier nacionalidad. De hecho, este tramo ha dado
el sobrenombre de romántico a todo el río y es uno de los circuitos más
populares, tanto en barco como en coche.
Circuito
Coblenza marca el lugar de encuentro entre el Rin y el
Mosela y es un buen resumen de la historia de Europa. En su caso
histórico, reconstruido tras la Segunda Guerra Mundial, se encuentran
ejemplos arquitectónicos desde el siglo XII al XVIII, edificios y
templos, como la iglesia románica de St Castor, con su delicioso jardín
Blumenhof, o como el dieciochesco palacio de los Príncipes Electores.
Llama la atención su torre gótica, Deutscher Kaiser, el único edificio
que salió totalmente indemne de la última contienda mundial.
Cinco kilómetros al sur y en la orilla izquierda se halla el
Schloss Stolzenfels,
ejemplo de las restauraciones neogóticas de fortalezas devastadas
durante la guerra de los Treinta Años y las campañas napoleónicas. En la
orilla opuesta destaca la silueta del
castillo de Lahneck, cuya leyenda asegura que allí murieron los doce últimos caballeros templarios, en combate contra asaltantes al servicio del arzobispo de Maguncia. Casi de inmediato aparece el
castillo de Marksburg, la única fortaleza que ha llegado hasta hoy en perfecto estado.
Antaño prisión de los príncipes de Nassau, se alza sobre una roca a 480
metros de altura, con el pueblecito de Braubach a sus pies.
A seis kilómetros escasos está
Boppard, rodeada de
viñedos a lo largo de un monumental meandro. Fundada por los romanos y
residencia real de los francos, tiene varios atractivos en su casco
antiguo. El otro enclave imprescindible de Boppard es el
castillo de los Príncipes Electores,
situado en la orilla misma del Rin. Erigido en el siglo XIV, aloja el
museo municipal y dedica una sección a Michael Thonet (1796-1871),
carpintero y diseñador local, inventor de los muebles de madera curvada
que causarían furor en la Viena imperial e inspirarían a los artistas
del modernismo.
Hadas y vinos
Más allá del gran meandro de Boppard, a quince kilómetros, las
ciudades medievales de Sankt Goar y Sankt Goarshausen
sumen al viajero en la fascinante leyenda de Loreley. En esta parte, el
río apenas tiene 150 metros de ancho, pero la fuerza de la corriente es
tal, que causaba frecuentes naufragios.
Una sirena o «hada del
Rin» llamada Loreley, reclinada sobre una peña, atraía con sus cánticos a
los navegantes hasta hacerlos naufragar contra sombrías rocas a la vera
de los viñedos. Cantada por el poeta Heinrich Heine en el
siglo XIX y luego por Apollinaire, quien le dedicó un poema a «la
hechicera rubia que de amor mataba a los hombres», Loreley es hoy una
escultura junto a la que pasan los cruceros que recorren el Rin. Ya no
ejerce su influencia, la propia mujer se tiró del acantilado para
remediar la fatalidad de su encanto.
A partir de aquí, el viaje por el Rin encadena pueblos monumentales como
Bacharach y Lorch, y fortalezas inolvidables como el
castillo de Gutenfels. Este último, asentado junto a la localidad de Kaub, antaño estuvo conectado con la
fortaleza de Pfalzgrafenstein,
erigida en el XIV sobre el islote de Falkenau. Este edificio blanco,
rematado por torrecillas con tejado de pizarra, es ahora un museo
estatal.
Al llegar a la preciosa
Bacharach, lo primero que atrapa la
mirada es su castillo Stahleck, con su curioso torreón, donde hoy
pernoctan jóvenes del mundo entero por unos veinte euros,
ignorantes quizás de que durante el nazismo fue un reformatorio para
chicos menos afortunados. Unos quince kilómetros más adelante se divisa
el
castillo de Sooneck (siglo XIII), residencia de
caballeros salteadores que se aprovechaban del tráfico de mercancías que
circulaban por el Rin en la Edad Media.
Una de las últimas etapas es
Rüdesheim, capital de la
región de Rheingau y famosa comarca vitivinícola. Hay que pasear por su
calle Drosselgasse, repleta de tabernas con jardines que sirven los
vinos blancos y tintos de la zona. El contrapunto cultural a tanta
animación es el Museo del Vino (Weinmuseum), que ocupa el castillo de
Brömserburg, construido en el XII por el arzobispado de Maguncia y
remodelado en el XIX.
Datos prácticos:
Hay distintas opciones en cruceros por el Rin de tres a nueve días con salidas muy frecuentes desde abril a octubre pero
recomendamos
especialmente dos salidas en agosto, pensadas especialmente para
españoles. El 2 de agosto se sale desde Francfort y se llega a Ámsterdam
(6 días) y el 7 de agosto con el recorrido a la inversa y siete días de
duración. En el primer caso el precio es
a partir de 775 euros y el segundo desde 906, vuelos no incluidos. Como atención especial a los lectores de esta publicación, se hará un
5% de descuento en todas las reservas en el teléfono 91 295 24 97, mencionando código AXEL2013.
En los precios de estos cruceros están incluidas todas las comidas,
desde la cena del primer día al desayuno del último, las bebidas durante
las comidas a bordo (agua, vino, cerveza, zumo y café), alojamiento en
cabina doble exterior con ventana y baño completo, animación, asistencia
a bordo, cóctel de bienvenida, noche de gala, seguro de
asistencia/repatriación y tasas portuarias.
Hay vuelos a Ámsterdam desde
unos 85 euros y a Francfort desde 60.
Más información: agencias de viajes, tel.: 91 295 24 97 y www.croisieurope.es
Folleto on-line:
http://brochure.croisieurope.com/brochure/index/route/brochure-espagnol-2012-201...
Texto: Enrique Sancho
Fotos: Croisi Europe